Una cuna de leyendas. Visitando el Coliseo Romano

Hoy daremos un paseo. Nos vestiremos con togas y calzaremos sandalias mientras recorremos el anfiteatro más grandioso del Mundo Antiguo. Allí, entre piedras, descansa la historia de grandes espectáculos y de muertes que marcaron las arenas. Crucemos los grandiosos arcos, el Coliseo Romano nos espera. 

 

Dicen que, en la Antigua Roma, no existía mayor gloria que ser vitoreado en las arenas del Coliseo. Imagina 50 mil personas gritando tu nombre como un trueno rompiendo el cielo silencioso, un rugido humano creciendo poderoso como una tormenta.  

Por la forma en la cual estaba construido este anfiteatro, los gritos de los asistentes rodeaban a quienes estaban en la arena y, para bien o para mal, podían influenciar en cómo se desarrollaban los espectáculos.  

Porque sí, el Coliseo era más que una simple arena donde hombres, mujeres y animales, batallaban en busca de la muerte gloriosa del otroEste recinto era el lugar de diversión, los juegos, que por lo general significaban batallas campales, también podían ser representaciones de batallas históricas y míticas. Donde héroes del pasado volvían a la tierra para revivir sus aventuras. 

El Coliseo es lo que hoy en día es un estadio, puedes tener conciertos, partidos de futbol, competencias atléticas y eventos masivos tipo fiestas. Si bien las actividades eran un tanto diferente, la finalidad era la misma: entretener al romano. 

 

 

Un poco de historia

El Anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como Colosseum (Coliseo)comenzó su construcción por el 70 dC y 72 dC por orden del nuevo emperador de la época, Vespasiano. De hecho, esta iba a ser su máxima obra tras su muerte, la que fundaría las bases de la dinastía Flavia y que borraría la memoria del desastroso Nerón. El problema es que murió antes de que fuera terminado, por lo que sus obras acabaron por el año 80 dC, por el emperador siguiente que, casualmente, era su hijo Tito. 

¿Si se llamaba Anfiteatro Flavio, por qué le decimos Coliseo?

Según la información oficial que existe, se le dice así por haber estado construido cerca del Coloso de Nerón, estatua gigantesca que después de haber sido mutilada por Vespesiano (le quitó la cabeza y la cambió para que se asemejara más a un dios sol que al difunto ex emperador) y trasladada por Adriano, esta habría caído para luego ser olvidada. 

Pero para mí, se le dice Coliseo ya que era el anfiteatro más grande construido por el Imperio Romano. Una obra de magnitudes apoteósicas para la época, con una arquitectura que representa a la perfección el poderío del imperio y que, si no fuera por los terremotos y picapedreros, aún estaría intacta hasta el día de hoy. 

De verdad, es increíble pasar por los arcos de esta colosal estructura. Algo construido hace tantos siglos atrás, aún se mantiene en excelente estado y lo más impresionante, es que sigue generando esa emoción que te hace erizar la piel. 

 

 

Ahora bien, desde su inauguración hasta la época actual, el Coliseo ha pasado por varias etapas. Primero fue hogar de grandes espectáculos y gracias a su ubicación en plena ciudad, junto al Foro, pues era considerado “el corazón de Roma“. Imagina, el gran Imperio con un corazón sangriento y glorioso. Mejor representación, ninguna. 

Luego se prohibieron las luchas y el Coliseo quedó remitido a ser convertido en fortaleza. Por varios años pasó por momentos de abandono, lucha, batallas y luego abandono nuevamente 

Ya entrando en la Edad Media comienza la etapa oscura del Coliseo, con cambios drásticos y mucho más dañinos. Gracias a la llegada de la Iglesia (que incluso lo usó de cementerio en un minuto) y los terremotos, gran parte de la estructura se vio destruida. De lo que cayó a causa de los terremotos, se usó para construir iglesias (como San Pedro en el Vaticano), mientras otra fue arrancada y robada para construir palacios, hospitales y todo tipo de edificios en la ciudad. 

Pero como después de la tormenta siempre viene la calma, por el año 1749, el papa Benedicto XIV se le ocurrió consagrar el Coliseo como monumento sagrado a los mártires que murieron allí, logrando detener el daño que se le estaba haciendo al edificio. 

Lo simpático de esto, y que, en mi opinión, transforman a Benedicto XIV en alguien muy inteligente, es que en el Coliseo no murieron cristianos. La gran mayoría, por no decir todos, murieron en otras partes (como en el Circo Romano, que no es lo mismo).  

Fue su idea astuta lo que evitó que el Coliseo tuviese la misma suerte de sus vecinos, ser convertidos en rastros de lo que alguna vez fueron grandes puntos romanos. 

 

 

 

Visitando el Coliseo hoy en día

Como mencioné más arriba, visitar este lugar es increíble pero también puede ser muy estresante. 

Yo recomiendo hacer 3 visitas. Sí, me escucharon bien, dije 3 y les explicaré por qué a continuación: 

  • Primera visita: Ideal que, al llegar, lo primero que hagan es dejar las cosas en el hotel/hostal/depa y se dirijan al Coliseo. Para esto, lo mejor es hospedarse cerca, porque caminar es una experiencia maravillosa. Las dos veces que he ido a Roma, me he alojado cerca y, de verdad, caminar por la Via Labicana y ver cómo poco a poco aparece el Coliseo en el horizonte cuando esta calle va girando, es un espectáculo que te deja sin palabras.
    Es encontrarte con la historia de frente, casi chocando contigo. Te embriaga y te permite recorrer todo su rededor tranquilamente. 
  • Segunda visita: Esta es la visita pagada. Usando entrada o con el Roma Pass (ideal este, te evitas colas) puedes entrar y recorrer todo el interior del Coliseo. Esta es la visita clásica turística, pero recomiendo hacerla a primera hora de la mañana, así evitas los mares de personas.  
  • Tercera visita: De noche. Puede que la primera sea como esta tercera, pero si no es así, recomiendo que pases a verla de noche. La imagen es cautivante, el Coliseo iluminado desde adentro, parece resplandecer en medio de la noche, como un sol que se niega a dormirse.  

Si deciden solamente visitar el Coliseo una vez, sugiero, no, recalco, que sea temprano y, de ser posible, en otoño. 

Sucede que al pobre Coliseo lo visitan un aproximado de 5 millones de turistas anualmente. Eso puede llegar a que pueda haber, en algún minuto, 6 mil personas al mismo tiempo dentro del recinto (de hecho, eso es el máximo permitido). Imagina estar compartiendo la vista de la arena con otras 5.999 personas más. ¡Guacala! 

Así que, háganme caso, vayan en la mañana. De verdad, no se van a arrepentir. 

 

No es mi mejor foto, pero es la que tengo nocturna T_T mi cámara no me apoyaba en esa época

 

  • ¿Vale la pena visitarlo? ¡Por supuesto! Es un lugar icónico de la capital italiana, perdérselo es como no haber ido.
    Lo que sí, no es necesario entrar cada vez que lo visitas, con ir a verlo, ya estás pagado. 
  • ¿Qué puedes encontrar adentro? Ruinas. En realidad, además de las ruinas y todo lo relacionado a la estructura misma, podrás ver la exposición sobre la historia del edificio. Bien interesante.  
  • ¿Cuánto tiempo le dedico a su visita? Visitar el Coliseo y la zona del Foro junto al Palatino te tomaran una mañana completa y parte de la tarde. Por lo general, y si andan con prisa, el Coliseo se puede recorrer tranquilo en una hora y media a dos horas. 
  • ¿A qué hora ir? TEMPRANO. Nunca me cansaré de repetirlo, temprano es la clave.
    Además, abre a las 8.30h, entrar a esa hora te permitirá sacarle un máximo provecho al día. 
  • ¿Cuánto cuesta la entrada? La entrada básica que es compartida con el Foro y el Palatino, cuesta 12€. Si tienes el Roma Pass y este es tu punto de activación del pase, entonces te sale gratis. 
  • ¿Qué incluye la entrada? La entrada incluye el acceso tanto al Coliseo, como al Foro y el Palatino. 
  • ¿Hay que pagar cosas adentro? Las audio-guías son pagadas aparte, las cuales recomiendo mucho. También hay una visita guiada a la arena, la cual se agenda cuando vas (desconozco el valor lamentablemente).  
  • También hay tienditas de recuerdos, cuentan con réplicas de monedas, estatuillas, bustos, etc, libros y además souvenirs de todo tipo. 
  • ¿Cómo llegar? En metro o a pie.
    Si estás lejos, la estación Colosseo de la línea B te deja justo en frente, cruzando la calle.
    Si estas cerca, recomiendo caminar. Además, el Coliseo está en corazón de Roma, puedes llegar a todos lados desde allí. 

 

Para mayor información, puedes leer esta página que cuenta con info más detallada sobre visitar el coliseo. Lo otro es leer en wikipedia que cuenta con mayor información histórica del lugar. 

Y si quieres ver más fotos, entra a mi galería en Flickr :) 

 

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