Síndrome de París. A.K.A Bienvenidos nuevamente

Todos los años regreso y digo “volví para quedarme”, pero nunca ocurre. Y el 2018 fue peor, mucho peor. Me atacó el Síndrome de París y sentí que no quería saber nada de viajar en mucho tiempo, al menos pude superarlo. He aquí mi historia.

Todos los años regreso y digo “volví para quedarme”, pero nunca ocurre. Y el 2018 fue peor, mucho peor. Me atacó el Síndrome de París y sentí que no quería saber nada de viajar en mucho tiempo, al menos pude superarlo. He aquí mi historia.


Parece chiste, porque todos los años hago lo mismo, me desaparezco y regreso a principio de año. Y siempre digo “ahora sí que regresé para bien y no me iré”. Pero siempre desaparezco.

A veces es que se me pasa el tiempo, otras veces se me olvida, otras como ocurre en noviembre, estoy ocupada full con otros proyectos. Y Libreta de Viajes siempre queda relegado a un último puesto en mis prioridades.

Y no está bien.

Este proyecto me gusta y le tengo muchísimo cariño, por eso me entristece tanto el poco tiempo que le dedico. Y tengo que admitirlo, muchas veces es por falta de programación y falta de ponerme las pilas en serio.

Si supieran, tengo muchísimas entradas escritas y en espera de ser publicadas. ¿Qué les pasó? Que la foto, que ya pasó la fecha y tengo que re-escribirlas, que no me gusta el tono, etc.

Lo terrible es que, además de todo esto, el año pasado fue un año bien oscuro para mí. No estaba con ganas de escribir sobre viajes cuando el hecho de viajar no me hacía vibrar como antes. Quise culpar a que tuve mala suerte y tuve dos grandes viajes que no salieron como esperaba, quise culpar que ya estaba cansada, pero la verdad es que me estaba encontrando con la parte no bonita de viajar. Con esa parte que todos intentamos no prestarle atención cuando comenzamos a movernos, pero cuando ya llevar varios destinos encima, como que empieza a pesar.

¡Y eso que yo no me muevo tanto como otros viajeros!

Todo este sentimiento de no querer ver una maleta y no tener deseos de moverme encontró respuesta en el hermoso libro de Aniko Villalba “El Síndrome de París” (libro que tengo dedicado, jojo). En él, ella cuenta de forma muy personal cómo todo se juntó para que ella comenzara a ver el lado feo de viajar, comenzara a cansarse y a sentir que ya no la llenaba como antes. El viaje de autodescubrimiento que hizo para aceptar y entender la nueva forma de vivir que llegaba y cómo su forma de viajar iba a cambiar, fue revelador. No sólo para el tema de viajes, también para otras de mis pasiones como el escribir y dibujar.

Está bien si estas cansada de viajar.

Está bien si estás cansada de dibujar.

Está bien si estás cansada de escribir.

Porque lo importante no es obligarse a hacerlo, si no, hacerlo porque nuestro corazón desea hacerlo. Porque deseas sentir aquello que te hace vibrar y deseas sentirlo de la forma que tu corazón lo necesita.

¿Quieres viajar más lento porque no tienes deseos de correr por intentar ver lo máximo posible en poco tiempo? Hazlo.

¿Quieres sentarte a escribir una novela en un mes sobre cualquier cosa, sin preocuparte que lo que escribes es basura? Hazlo.

¿Quieres dibujar plantas en vez de retratos? Hazlo.

Haz lo que tu interior quiere hacer y no lo fuerces.

Y claro, estas lecciones me abrieron los ojos. Porque el 2018 fue un año agotador, me sentía mal conmigo, me sentía fracasar en todas aquellas cosas que me gustaban tanto hacer y que simplemente no tenía las ganas de hacerlo, porque encontraba que no era suficientemente buena para hacerlo.

Mi autoestima estaba por el suelo y estaba muy consiente de eso.

Llámese casualidad, pero me tocó recibir el 2019 como ama de casa. Entre diciembre de 2018 y enero de 2019 estuve cuidando los gatos de unos familiares porque ellos estaban de viaje, así que estuve viviendo sola en el depa, encargándome de cuidar la casa, ordenarla y limpiarla, cocinarme o atender a quien fuese a verme.

Fue una experiencia renovadora porque algo hizo click en mi cuando regresé a mi casa, como que algo se encendió en mi interior y una necesidad de limpiar y renovarme apareció.

No sé si les pasa, pero cuando uno entra en un modo así las cosas empiezan a llegar a nuestras manos y claro, la señora Marie Kondo volvió a mi vida porque cuando conocí su filosofía todavía no estaba preparada para asimilarla, pero ahora que mi interior pedía a gritos empezar de nuevo, limpia y en calma, es que su filosofía comenzó a hacer click en mi.

Y así comencé a limpiar todo.

Mi pieza sigue en modo limpieza, pero con cada categoría que logro ordenar y clasificar, es como si un espacio en mi sobrecargada cabeza se liberara y mi alma encuentra paz.

Fue complicado empezar el proceso y quiero dedicarle una entrada especialmente al método KonMari, pero sólo diré que hubo momentos que llegué a llorar al despedirme de camisetas que me gustaban pero que no podía quedarme porque ya no las usaba y nunca me gustó cómo me quedaban. Me aferraba a ellas por cualquier otra razón a la que en verdad importaba: ¿me hacía feliz usarla? No.

He ahí mi respuesta.

Después de eso, todo ha sido más fácil y por lo mismo comencé a adaptar este tema de limpiar y ordenar con todo aquello que me rodea, porque soy fiel creyente que este año será para cambios y para renovar vibras. Y como este espacio virtual es mi casa en la web, no podía dejarlo sin hacer limpieza.

Espero de verdad que el nuevo diseño del sitio les guste, es más limpio y más visual. Quiero destacar más las imágenes, porque son lo que me gusta, y de esta forma sacarles provecho porque si me gusta entrar al sitio y me gusta lo que veo, me motivaré a actualizarlo constantemente para siempre tener que verlo.

Este año me propuse renovarme, retomar proyectos y especializarme.

Va ser un gran 2019, estoy segura.

A todo ustedes que me leen, gracias por hacerlo <3 ¡y bienvenido marzo!

Deja un comentario

Tu correo electrónico no será publicado.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.