Hace un par de días, Navidad me trajo de regalo la visita de mi tío (el hermano mayo de mamá) que vive en Buenos Aires. Lamentablemente no se pudo quedar para pasar las fiestas, pero su visita fue gratamente recibida.
Me gusta pasar tiempo con él, puedes hablar de mil cosas, mil temas y no importa que tu opinión sea diferente a la de él, siempre te va a escuchar con una sonrisa e intentará entender el por qué piensas de la forma como lo haces.
El año pasado, cuando volvía de mi viaje, pasé a visitarlo a la capital argentina. Fue una visita corta, sólo un par de días, pero valió mucho la pena.
Conversamos, paseamos y disfrutamos de un tiempo increíble. Me mostró sus lugares favoritos y donde había llevado a mis abuelos cuando lo visitaron hace tanto tiempo…
Esta foto es de cuando me mostró la catedral. Y si no me equivoco, es el arcángel Miguel (si estoy mal, por favor me corrigen) y su figura me recuerda las tarjetas de navidad antiguas, esas llenas de santos y ángeles que anunciaban la llegada del hijo de Dios.
Sea cual sea la religión que profesen, me es imposible no pensar en este tipo de imágenes cuando hablo de Navidad. A fin de cuentas, estuve 9 años estudiando en un colegio católico (monjas argentinas, he allí mi relación con la catedral bonaerense) y ciertas cosas que aprendes cuando pequeña, son muy difíciles de olvidar una vez que haz crecido. Al menos en mi caso, Navidad no es navidad sin canciones como el Tamborilero o Adeste Fideles.
Pero me estoy alargando más de la cuenta.
Con esta foto espero que hayan tenido una muy feliz Navidad junto a sus seres queridos y espero que la llegada del 2014 sea tan buena como esta noche buena que pasó.